Para mi es imposible no enamorarme de un personaje como Harry Bosch. Primero, porque mide poco más de un metro setenta, y la solidaridad entre bajitos es inmediata. Segundo, porque sus únicos gastos se reducen a “comida, alcohol y jazz”, lo que me parece un modelo de administración. Tercero, porque es un fumador compulsivo y, por lo tanto, pertenecemos al mismo club de apestados. Y, en último lugar, porque su cuadro favorito es “Aves nocturnas” de Hooper, un lienzo con un bar y tres borrachos de última hora.
El eco negro es una llamada lejana en la oscuridad. Un cadáver en una tubería, que resulta ser un compañero de los tiempos de Vietnam del bueno de Harry. A partir de aquí, nada es lo que parece. Salvo la integridad de Harry.
El Eco Negro
Michael Connelly 1992
Ediciones B
No hay comentarios:
Publicar un comentario