miércoles, 10 de octubre de 2012

Principios

Decía Groucho eso de “estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros”. Y a todos nos hacía mucha gracia. Por que lo decía como solo Groucho sabía decir las cosas y porque daba la impresión de que su personaje era un ejemplo de falta de moral.

Me ha venido a la memoria al ver a una conocida política española ataviada con peineta cantando el “Alabaré” y otros temas de éxito de la lista de “Los Cuarenta Monacales”. Líbreme Dios de relacionar a Groucho, para mí un semidiós, con la Curia Vaticana. La conexión mental se ha producido al recordar que esta señora está divorciada y casada por lo civil “en segundas nauseas”, que diría el castizo. Interpreto que sus principios religiosos valen a la hora de jalear nombramientos de “Doctor de la Santa Madre Iglesia”, pero no para las cuestiones matrimoniales, aunque estas resulten sacramentales (porque, que yo recuerde, el matrimonio aún no ha sido expulsado de los sacramentos como Plutón de la lista de los planetas del Sistema Solar). En cualquier caso, esta joven debe tener unos principios flexibles en general, porque quiere quitar el sueldo a sus diputados pero no me consta que haya renunciado a ninguno de sus salarios.

Esto de los principios adaptables no es de ahora. Recuerdo anécdotas de políticos que, durante la Transición, llamaban a la policía para denunciarse a si mismos, al objeto de completar su currículum y en la seguridad de que la cosa no pasaba de un cuarto de hora en la DGS, tiempo imprescindible para constar como fichado. Para documentarse sobre esta época, basta con releer alguno de los libros de gran Vizcaíno Casas. Ejemplos de unas y otras ideologías, los que quieran.

Ha habido sindicalistas que de la lucha a pie de tajo se han deslizado hasta el traje hecho a medida, derechistas de apellido impronunciable que se han vuelto asamblearios, defensoras del derecho a la vida con inconfesables viajes a Londres en sus pasados, nacionalistas recalcitrantes de pasado falangista y hasta jugadores del Barça que siempre han sido del Madrid.

Así que si alguien se toma a broma a Groucho, que tenga en cuenta que las cosas que dice no son chascarrillos, sino reflexiones que retratan la realidad. Y hasta se queda corto a veces. Yo mismo, de pequeño, era pitagórico…

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