ELISA
Quieto en una esquina, tras el telón y
a oscuras, escucho cómo el murmullo de la multitud se hace cada vez más
intenso. Ya es la hora.
Mientras vuelvo a repasar en mi mente
la primera estrofa, me pregunto si todavía llevará flequillo. Si aún le darán
miedo las avispas. Si seguirá viviendo en Madrid. Si esta noche habrá venido al
concierto.
Suenan las primeras notas de la
canción, se encienden las luces y explota el rugido de más de 60.000 personas
que saltan con los brazos en alto y hacen temblar el estadio.
Más de ocho años después, mi pasado
desnuda un caramelo cuyo sabor nadie imagina tan amargo.
Cruzo el escenario con paso firme, mi
voz se abraza a una melodía que comienza a recordar el día que la conocí y por
dentro no dejo de repetirme que debería salir a buscarla y pedirle perdón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario