¡ Indignaos !

Los cinco euros mejor invertidos de mi vida. Sólo el prólogo de José Luis Sampedro ya vale un potosí.

Stéphane Hessel llama a rebato. Y llama especialmente a los jóvenes. Un hombre que sobrepasa los noventa años quiere remover las conciencias de los que apenas sobrepasan los veinte, para decirles que hay que luchar por un mundo más justo y mejor, como él y los de su generación lo hicieron contra el nazismo, a costa de innumerables sufrimientos y enfrentados a una realidad mucho más dura que la que hoy vivimos.

A algunos les ha decepcionado: que nadie espere encontrar en el libro un plan, una hoja de ruta, tan siquiera una sugerencia de lo que se debe hacer. Hessel se limita a esbozar un buen puñado de razones para indignarse. Las soluciones deben buscarlas los indignados.

Y, después de lo visto, la respuesta de los jóvenes ha sido hermosa. Caótica, espontánea, desordenada. Pero hermosa. Y en relación con este mismo tema, buscad en la red las opiniones de gente como Pérez Reverte, el propio Sanpedro o Eduard Punset. Y comprobareis que no solo los jóvenes se han indignado. También los sabios.