miércoles, 14 de marzo de 2012

Amanda amando


Era un sarcasmo que le hubieran obligado a elegir ese nombre. Amanda. Si los gerundios tuvieran género, sería el femenino de “amando”. Como si eso fuera amar.

Intentó descargar parte de la repugnancia acumulada pensando en vivencias agradables, como el primer beso que recibió, años atrás en su país, antes de viajar bajo todos esos engaños y promesas.

Si al menos me pudiera lavar un poco, pensaba, cuando oyó de nuevo aquel odioso nombre en la boca del siguiente cliente que ya se asomaba por la puerta.

¿Amanda?

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