viernes, 23 de marzo de 2012

El monje que vendió su Ferrari

Vale, ya sé que es un libro de autoayuda. Ya sé que es más de lo mismo. Ya sé que sale un chino que domina la mente y te enseña a llegar al nirvana y hasta a la estación de Nuevos Ministerios sin hacer trasbordo si te lo propones. No se me oculta que es más New Age envuelto en papel tibetano. Pero no me ha disgustado.

Al fin y al cabo, se limita a recordarte un montón de cosas que ya sabes, pero se te olvidan entre quehaceres diarios, míseras batallas en el entorno laboral, mezquindades familiares y el resto de zarandajas a las que damos una importancia capital hoy, para olvidar mañana.

Te cuenta la historia con bastante pulcritud y te hace reflexionar sobre la distinción entre lo importante y lo baladí, y la manera en que permutamos la relevancia de lo uno y lo otro constantemente.  Lo recomiendo porque da que pensar y, además, por ameno.

A mí me sirvió para hacerme un nuevo plan de vida. Lástima que se me olvidase cumplirlo al día siguiente.


El monje que vendió su Ferrari.
Robin S. Sharma, 2003
Plaza y Janés
224 páginas

1 comentario:

  1. Yo no sé que dan estos libros, pero con dos o tres vermucitos caseros, con limón y algunas lágrimas de cualquier otro espirituoso soy capaz de llegar al nirvana y al más allá sin tocar la anchoa ni siquiera.
    Ya nnno veeooo lo quuue escrrrribooo, buuuennna sssiessssta, hhhasssta mmmañññannna

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