jueves, 19 de diciembre de 2019

Tercer Premio del VI Concurso de relatos hiperbreves ma non troppo “La siguiente la pago yo”


EL ASUNTO SE COMPLICA

Abro los ojos. Durante un tiempo no reconozco dónde me encuentro. Me duele la cabeza, siento nauseas, intento incorporarme y estoy a punto de vomitar.
Bebí demasiado ayer, cierro de nuevo los ojos y todo empieza a girar; me levanto apresuradamente, a punto de echar la pota y salgo corriendo buscando un baño; por el pasillo recuerdo dónde estoy, es la casa de Tomás. “¿Qué hago yo aquí?”, no recuerdo nada. Llego a la taza del váter, me arrodillo ante ella, me meto los dedos y comienzo a echar un montón de porquería con olor a alcohol y a comida fermentada, me produce tanto asco que sigo vomitando hasta que no me queda nada más que el aumento insoportable de mi dolor de cabeza; me golpean los pulsos en las sienes, estoy a punto de reventar.
Como puedo me acerco de nuevo a la habitación de la que salí, al entrar veo a Tomás, desnudo en la cama, justo al lado del hueco que he ocupado yo. Es su dormitorio.
Sólo entonces soy consciente de que yo también estoy desnudo. Me quedo aturdido y confuso, y ese es el momento que eligen mis recuerdos para empezar a asomarse atropelladamente, mezclándose, surgiendo y huyendo antes de que los pueda digerir.
Veo su cuerpo, mi cuerpo, rozándonos, revolcándonos, siento olores, tactos, alientos, besos, caricias y me entra una angustia tan grande que echo a correr nuevamente al baño, me meto en la ducha y le doy con fuerza al mando del agua fría.
Estoy a punto de gritar al sentir el chorro helado en mi piel pero, primero con pequeños estremecimientos y luego con fuerza, comienzo a llorar. Me siento derrumbado en el suelo de la bañera “¿qué he hecho?, ¿qué ha pasado?”. El agua sigue cayendo sobre mí, helándome, pero yo solo pienso en Rosalía, recuerdo su piel tibia, dulce, como de seda, su cara mirándome con amor, sus labios húmedos, rosados y suaves besándome “¿qué he hecho? Solo eres tú a quien amo, solo te amo a ti, lo juro, solo te amo a ti”, me repito una y otra vez entre susurros mientras mis lágrimas, calientes, saladas, se mezclan con los gélidos alfileres de la lluvia que cae sobre mí, y yo recibo ese helado castigo como una expiación merecida, como una condena por mi engaño, por mi cobardía, por mi traición.
Me doy asco, me avergüenzo, ya no sé ni quien, ni cómo soy.
Hoy es la mañana de mi boda, apenas me quedan tres horas para arreglarme y partir al ayuntamiento, allí me esperan mis padres, mis futuros suegros, mis amigos, me esperará Tomás, me esperará Rosalía, y, sobre todo, en el altar, me esperará Sara.
Sí, hoy me caso con ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.