EL MUNDO, 4 de julio de 2011
El uso de vibradores, consoladores y demás juguetes sexuales es cada vez más habitual, gracias en buena parte a nuevos mecanismos de distribución de estos productos, como las reuniones de 'tupper sex' o el comercio 'online'. Como práctica sexual en sí, no provoca mayores daños, según médicos y sexólogos, pero el material del que están hechos algunos de estos objetos ha hecho saltar las alarmas en países como Dinamarca y, más recientemente, Alemania.
Los ftalatos son sustancias que aportan flexibilidad y elasticidad a los plásticos y cuyo uso industrial está ampliamente extendido. Experimentos con ratones han mostrado que pueden dañar la salud de los roedores y muchos expertos opinan que esta indeseable propiedad es también aplicable, aunque en menor medida, a los humanos. No hay nada científicamente confirmado, pero el principio de precaución ha llevado a la Unión Europea a limitar la utilización de estos compuestos en juguetes para niños.
El problema ya ha sido tratado en Dinamarca por la Agencia de Medioambiente, la cual concluyó, tras un exhaustivo informe sobre la materia, que las mujeres embarazadas o que estén dando el pecho a sus bebés no deben abusar de juguetes sexuales hechos con ftalatos. El motivo es que, mientras que un adulto está razonablemente a salvo de estos compuestos, un feto o un recién nacido puede sufrir algunos problemas tras ser expuesto a ellos, en particular los niños varones.
Los ftalatos. Ahora son los ftalatos. Ya no saben qué hacer para fastidiar. En fin, si los juguetes sexuales no pueden usarse, habrá que recurrir a los medios naturales, ¿no?
Lo natural es cuidarse, dicen en los anuncios.
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