Hacía
una mañana estupenda. El Sol brillaba sobre el mar y la brisa era tenue y
placentera. Juan leía el periódico sentado en la terraza del bar “Capricho”,
desde donde apreciaba unas vistas magnificas de la costa. Café con leche y
tostadas, un clásico. Cada domingo quedaba con su amigo Alberto para desayunar
juntos, era como una tradición para ellos. A pesar de Juan, también era
tradición que Alberto llegase tarde. Aunque el desayuno se enfriaba, decidió no
probar bocado hasta que llegase su amigo, que, en ese preciso momento, lo
andaba buscando a escasos metros entre el resto de mesas llenas de turistas. Cuando al fin lo
localizó se sentó a su lado.
-¿A
mí no me has pedido nada?
-Por
supuesto, –respondió Juan- esto es para
ti, mi desayuno lo pediré ahora. No te hará falta soplar al café, créeme. –dijo
mientras aproximaba el desayuno a su amigo.
-Supongo
que me lo merezco. –aceptó Alberto con una sonrisa.
Ambos
habían sido compañeros de trabajo durante muchos años y ahora estaban
jubilados. Juan llevaba puestas unas gafas de lectura y sostenía un periódico
entre sus manos cuando preguntó:
-¿Te
has enterado del experimento de los suizos?
-¿El
de la máquina esa que va tan rápida? –se detuvo y tras observar como Juan
asentía continuó- Si, algo vi anoche en las noticias.
-“El
LHC, más conocido como acelerador de partículas, consiguió recrear anoche en un
laboratorio suizo las condiciones del Big Bang”. –leyó Juan.
-
¿Y? – preguntó distraído mientras contemplaba a turistas en biquini tras sus
gafas de sol.
-Y
me he puesto a pensar. Imagínate que en esa máquina se ha creado un nuevo
universo con sus planetas microscópicos, sus soles diminutos y sus galaxias minúsculas. ¿Por qué no podría
surgir vida en ese universo confinado dentro de esa máquina?
-No
sé cómo será esa máquina de grande, pero dudo que quepa un universo entero en
ella.
-Imagínate un universo como el nuestro pero a una escala muchísimo más pequeña,
microscópica quizás. Si esto es así, teóricamente, hay posibilidades de que
florezca vida.
-Bueno,
sobre el papel puede que sí, pero, ¿qué quieres decirme con todo esto?
-Ahora
imagínate que existe una raza extraterrestre más avanzada que nosotros. Lo más
probable, es que también hayan conseguido recrear las condiciones del Big Bang
en una máquina alienígena.
-Juan,
¿A dónde quieres llegar? –balbuceó Alberto mientras masticaba una tostada.
-¿Y
si todo esto, todo lo que nos rodea, nuestro universo y nuestras vidas, fueron
creados en esa máquina eléctrica? ¿Y si somos el experimento de una raza
superior de un universo paralelo?
-Pues… solo espero que no se retrasen con el recibo de la luz.
Pablo
Martínez Serrano
Curioso, curioso. Da que pensar...
ResponderEliminarSí que da, sí...
ResponderEliminarGracias!
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