- La loca de la
ansiedad está en la consulta uno.
- ¿Cuál de
ellas? ¿La que se toma la pastilla en la ducha para reforzar el efecto
relajante o la que quiere que le hagamos una endoscopia a su gato porque se ha
comido las cenizas de su difunto?
- Ummm… Ninguna
de ellas, es a la que le hiciste un TAC craneal la semana pasada poniéndole el
fonendo en la frente.
- Ah… esa… - comenta
la joven vestida con un pijama verde, mientras se levanta del sofá y echa un
vistazo al reloj, las cinco de la tarde. - ¿Qué les pasa a las viejas de este
pueblo? No son horas de tener ansiedad. Es la quinta vez que viene esta semana.
La joven del
pijama verde coge el fonendo que hay en una mesa, sale de la pequeña salita y
cruza el pasillo hasta la consulta uno. La puerta está abierta y se descubre
una camilla negra, un armario de vidrio con medicamentos en su interior, un ordenador algo anticuado y una señora
mayor, vestida de negro y con medias negras en pleno mes de agosto, que usa por
bolso una bolsa amarilla de supermercado y que lleva el cabello corto
despeinado y algo sucio, con un centenar de orquídeas sujetándole mechones.
- Felisa, que
alegría verla por aquí de nuevo. Me ha dicho Luis que sigue con ansiedad, ¿no
sé tomo la pastilla esta mañana? – pregunta la joven mientras rodea a la señora
y se sienta al otro lado de la mesa.
- Me la tomé,
doctora. Pero siempre cuando intento dormirme la siesta, me pongo muy nerviosa.
He venido para que usted me diga si puedo tomarme la pastilla de los nervios.
- ¿Porqué se
pone usted nerviosa siempre a la misma hora? – comenta distraída mientras
escribe en el ordenador. - ¡Ah! – Exclama mirando fijamente a la vieja - ¿no
será usted de esas que ve “Sálvame” después de comer?
- La… la verdad…
la verdad es que sí, doctora – confiesa la señora aturdida. - ¿Qué tiene que
ver eso con lo mío?
- Pues… ¡Quién
no se pone de los nervios con Belén Esteban gritando a la hora de la siesta!
¡Cuantos viajes se ha dado hasta urgencias por culpa de esa mujer! No se
preocupe, esto tiene solución – termina triunfal la frase.
- ¿Cuál?
- Le prohíbo que
vea “Sálvame”.
- ¡Pero
doctora…. – calla al ver la mirada severa de la joven. – Yo… Es que me
entretiene… - los ojos de la doctora no se ablandan. - ¿Pero puedo ver al menos
“Amor en tiempos revueltos”?
Martina la Morena
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