Todavía
no sé cómo he llegado hasta aquí. Ha sido largo, 46 años, uno a uno, los
primeros pasando muy despacio y los de ahora volando.
Siempre
quise ser actriz, acabé siendo bufón en mis ratos libres. Es divertido para la
gente y para mí es una tontería. Ahora, aparte de bufón, también soy madre,
entre otras cosas. Es complicado porque yo siempre he pensado que las madres te
cortan las alas. Yo no quiero ser así.
Así
que he decidido comprarme un loro, siempre me han encantado. Además yo hablo un
montón y puedo enseñarle mucho vocabulario. Así dejo que mi hija crezca en paz.
Tampoco le voy a cortar las alas al loro, no me gusta la violencia, pero me
encanta hablar.
Lo
que pasa es que siempre ocurre lo mismo, ahora a mi hija le gusta Manolo y yo
estoy un poco celosa, cosas de la edad de los cuarenta y pico, supongo. El caso
es que Manolo siempre repite las tres palabras que ella le ha enseñado, y yo,
que me he dedicado a él en cuerpo y alma, que le me he sentado frente a él
vocalizando con mucho cuidado cada sílaba… Nada, mío no dice ni “mu”.
El
otro día, me dejé el móvil en casa. Cuando fui a por él, al abrir la puerta escuché a Manolo hablando,
iba diciendo una a una, todas las palabras que le enseñé, tacos incluidos.
Luego oí a mi hija que decía, “Manolo,
cállate coño, cada vez te pareces más a mi madre.” Al entrar en el salón, mi
hija enmudeció y Manolo empezó a gritar como un poseso las tres palabras que
ella le enseñó.
Bertolucci98
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