Llevo dos horas aburrido. Miento, o no digo la verdad, o tal vez sí.
Llevo dos horas, y otros sesenta minutos más. Navego en círculos, atrapado en
la red. Red social, correo electrónico, en el que leo las notificaciones que me
llegan a mi red social. Vuelvo a ver lo que ya he visto hace un rato, y así
sigo dando vueltas, por la misma órbita o parecida. Será que nunca me ha
gustado demasiado eso de navegar, o que no nado bien…
El caso es que, por curiosidad, por matar el tiempo y la crisis, he encontrado
un concurso de relatos, en el que el premio, maldita mi suerte, es un aparato
para navegar. Tal vez con un aparato mejor, le coja el gusto a la cuestión.
Así que me decido. Me pongo a escribir, pues acabo de tener una idea.
Tengo que ser breve, pues lo exigen las bases. No importa. Cuando uno se sabe
expresar con corrección, con tres palabras puede transmitir más información que
Mario Moreno (Cantinflas para los aficionados) en diez minutos de discurso. Con
políticos como Cantinflas el mundo iría mejor. O no iría peor. No haría nada,
así que no la cagaría, y por lo menos sería entretenido oírle hablar.
Pero el caso es el relato, al que vuelvo, el que retomo. Empezaba a
temer que no me llegase el espacio, es el famoso síndrome de la casa pequeña,
pero como las leyes de Murphy nunca fallan, salvo cuando fallan, me acaban de
llamar (y son casi las tres de la madrugada, un jueves, aunque no es día de
fiesta, y aunque es una mujer no es la clase de llamada que te estás
imaginando, guarrillo, con las mujeres no me meto).
Así que así acaba este relato, sin empezar, sin sentido, como mi
navegación. Es lo bueno que tienen los círculos. Y lo malo también.
La próxima vez intentaré hacerlo un poco mejor…si es que hay próxima
vez.
Algún día seremos conscientes de lo que tuvimos, cuando nos falte.
Ten fe (en ti mismo).
mr(a) nene
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