domingo, 22 de marzo de 2020

PANDEMonium. Crónica epidémicas. ¡Esto es Esparta!



El puto virus nos sigue dando hostias sin descanso. Parece como si la Naturaleza hubiese decidido ajustar cuentas con la especie que la amenaza. Sin recurrir a grandes cataclismos. Por el sencillo procedimiento de seguir al pie de la letra aquello de “no hay enemigo pequeño”. Y nos sacude con el más ínfimo de los enemigos,…que nos está dando la del pulpo.
 No puedo dejar de pensar en el personal de urgencias. Me recuerdan a esos 300 espartanos en el paso de las Termópilas. Contra la avalancha, con los pocos escudos de que disponen en alto, resistiendo una acometida brutal de una fuerza mil veces superior. Con mascarillas en vez de cascos, con guantes en lugar de sarisas. Con alguien que, desde alguna parte, les grita “aguantad”. Y sus pies con esos patucos aislantes resbalan por los pasillos de los boxes, en un esfuerzo inhumano por detener el empuje.
 Y nos toca a nosotros no dejarles solos, y formar una retaguardia silenciosa, no combatiente pero presente, que, con la disciplina de seguir las normas, forme un muro en el que ellos puedan apoyarse para seguir empujando.
 Leí una vez que hay una inscripción en el lugar de la batalla que reza que “Aquí combatieron los Trescientos. No fueron derrotados. Simplemente murieron”. Pues, contra la opinión de mi admirado José Mota, no basta con igualarlo. Hay que mejorarlo.
Para que dentro de unas semanas podamos colgar una placa en cada urgencia en la que sea que allí combatieron nuestros sanitarios. Y vencieron y sobrevivieron, y nos regalaron la supervivencia a los demás.

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.