martes, 21 de mayo de 2013

Fantasía


La dulce princesa manchó sus zapatos con el musgo del pantano, el olor al agua estancada se mezcló con el perfume de su cabello. La emoción la invadió, sus ojos al fin veían eso que antes solo en cuentos oía. Todo estaba allí, el sauce roto, los mosquitos, el verde brillante, opaco, oscuro y claro al mismo tiempo, todo, pero algo faltaba. Al fin lo vio, sobre una roca.
-Hola mi amado- le dijo al sapo- Tanto he soñado este momento. Luego de permanecer tantos años atrapada en esa torre, al fin te encuentro-
El sapo se limitó a croar y mirarla indiferente. La princesa lo tomó entre sus manos.
-Ahora ya no serás  un sueño, te amo mi príncipe, siempre te he amado- le susurró la mujer besándolo con delicadeza en la boca-
La policía encontró el cuerpo de la fugitiva del manicomio tendido en el pantano, los estudios revelaron que había muerto por alguna toxina típica de las ranas de la zona. Nadie pudo nunca explicar las huellas de pies humanos, que nacían en el barro al lado del cadáver y se perdían en el asfalto de la calle.

Midas

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