La dulce princesa manchó sus zapatos con el musgo del
pantano, el olor al agua estancada se mezcló con el perfume de su cabello. La
emoción la invadió, sus ojos al fin veían eso que antes solo en cuentos oía.
Todo estaba allí, el sauce roto, los mosquitos, el verde brillante, opaco,
oscuro y claro al mismo tiempo, todo, pero algo faltaba. Al fin lo vio, sobre
una roca.
-Hola mi amado- le dijo al sapo- Tanto he soñado este
momento. Luego de permanecer tantos años atrapada en esa torre, al fin te
encuentro-
El sapo se limitó a croar y mirarla indiferente. La
princesa lo tomó entre sus manos.
-Ahora ya no serás
un sueño, te amo mi príncipe, siempre te he amado- le susurró la mujer
besándolo con delicadeza en la boca-
La policía encontró el cuerpo de la fugitiva del
manicomio tendido en el pantano, los estudios revelaron que había muerto por
alguna toxina típica de las ranas de la zona. Nadie pudo nunca explicar las
huellas de pies humanos, que nacían en el barro al lado del cadáver y se
perdían en el asfalto de la calle.
Muy bueno... Que pena perder la cabeza je je.
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