Hoy te observé, no necesité mirarte sabía que estabas ahí,
antes la rutina me robaba tu presencia,
como gotas trae la lluvia perdí el encanto de la sencillez; aunque tu compañía
fuese constante nunca acaricié la magnitud.
Hoy te observé, invadido de la vida te
pude determinar, copié en mis pensamientos tu imagen, ya no era vana, ya no era
ajena.
Puedo declarar con complexión cada
rasgo, puedo turbar mi alma con tus pensamientos.
Propasaste mi serenidad, menguaste mi
guardia, invadiste mis sentidos, tomaste mis deseos.
Acanallado como una presa me entrego a
ti, no tan desnudo como esperabas, no tan soberbio como la rabia, no tan cuerdo
como el mañana.
Christian
Francisco Betancourt Franco
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