Recuerdo de los cuentos de Annia.
Recuerdo la escena y es tan diferente. Quisiera
saber que le pasó después al hombre con sombrero raro de unas filas más arriba.
Era un filme de aquellos que no atrae gente. Lo examiné varias veces, despacio,
me intrigaba su sombrero, era como un barco enorme, navegando en la oscuridad.
Atravesé sin miedo la línea de luz del proyector. Le dije “me gustaría ser su
capitán, si me acepta podría nombrarlo almirante o tal vez oficial de a bordo,
pero sólo si me deja usar su sombrero. Pude ver sus ojos enrojecer. ¡Y hasta
lágrimas! Tanto amor por un sombrero tan raro. Fui a mi butaca sin esperar
respuesta, no habría podido navegar con un sombrero de ojos rojos. Recuerdo la
escena y es muy diferente. He navegado, sí, y he usado sombreros de todos
tamaños, colores y formas.
Grisel
Infante Costa
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