domingo, 20 de abril de 2014

Demasiada felicidad

Gabriel García Márquez es, de los ganadores del Premio Nobel de Literatura, el más célebre (con permiso de Neruda). Esto sin duda es debido a que era un excepcional escritor, a quien la historia situará en los más altos escalones, independientemente del premio de la Academia Sueca. Pero el caso de Gabo no es el habitual; citaré solo algunos ejemplos: Patrick White, Isaac Singer, Odysseas Elytis, Claude Simon, Tomas Tranströmer. Todos ellos fueron galardonados con el Nobel después de 1970 (Tranströmer en 2011), y ninguno ha disfrutado (salvo quizás en sus propios países) del 10 % de popularidad que García Márquez. Lo mismo sucede con la ganadora en 2013, la canadiense Alice Munro.
Munro es de esas autoras que, aunque se hallaba en las quinielas habituales de los últimos años, es más bien conocida en círculos reducidos de lectores, y desde luego poco o casi nada en la literatura más comercial o de consumo masivo. Para ser sincero, siempre me ha extrañado que el Nobel fuese a parar por lo general a escritores tan minoritarios, y haciéndome pensar que en realidad los más conocidos que se lo llevaban eran excepciones. Por eso, a veces intento leer obras de esos premiados cuya existencia yo desconocía hasta el mismo día en que se lo concedían. Y eso he hecho con Alice Munro: leer su penúltimo libro, “Demasiada felicidad”.
El sustantivo felicidad en el título engaña, porque va acompañado del adjetivo demasiado. Se supone que nada que sea demasiado es bueno, aunque sea la felicidad. Este título críptico da lugar a una colección de cuentos con un denominador común: las protagonistas de todos ellos son mujeres, acompañadas de algún also starring masculino. El hecho de que las acciones sucedan casi todas en Canadá pueden sorprender a veces en lo superficial, pero si hacemos el ejercicio de trasladarlas a algún punto similar de España, nos daremos cuenta de que se trata de historias revestidas de un barniz de potencial realidad. Las personas viven, se enamoran, se desenamoran, se engañan, se ilusionan, mueren, o cometen atrocidades, sí también en Canadá.
Alguno de los relatos genera desasosiego, pero están contados con una sencillez narrativa admirable, carentes de detalles innecesarios, por más que en ocasiones uno no vea hacia dónde va la historia (otras sí, a veces somos previsibles).
Es poco probable que Alice Munro llegue a ser tan conocida como Gabriel García Márquez, pero yo leeré más obras suyas. Ojalá me gusten tanto como esta.

Demasiada felicidad.
Alice Munro, 2010.
Lumen, 353 páginas.

1 comentario:

  1. Después de Gabo, hubo otros premios Nobel que bajo mi punto de vista son excepcionales. Te recomiendo los siguientes:

    Naguib Mahfuz; Hijos de nuestro barrio. (Nobel en 1988)
    Saramago; La caverna (Nobel en 1998)
    Jonh M. Coetzee; Desgracia. (Nobel en 2003).

    Por mi parte no conocía a esta A. Munro, pero después de tu recomendación, te aseguro que me intentaré hacer con este libro.

    Mucho saludetes. Estanlei

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