Con la banda sonora de la
primera película de Rocky Balboa, el presentador salió al cuadrilátero, cogió
el micrófono e hizo un barrido general hacia las gradas, sin fijar la mirada en
nadie. Después se aclaró la garganta de forma ruidosa. El sediento público,
lejos de callarse, gritó con más fuerza. Los vítores y los abucheos se sucedieron. Algunos excitados se
incorporaron para tener una visión más clara de lo que sucedía, dispuestos a no
perderse detalle alguno. Otros, sin embargo, no se molestaron en levantar el
trasero del asiento, mientras lanzaban cualquier objeto, que estuviera a mano.
“En el rincón rojo —comenzó
a decir, siendo ignorado pero no cohibiéndose por ello. Estaba situado en el
aristotélico punto intermedio entre ambos y señalando hacia su derecha—, con 5.977 trillones de toneladas, con 7.000
millones de habitantes, invicta hasta el momento, ¡la Tierra!”
Muchos aplaudieron. Otros tantos silbaron.
El presentador se cambió el micrófono de mano y señaló, esta vez,
hacia su izquierda.
“En el rincón azul, con una esperanza de vida en torno
a los 60 años, conformado por 93% de agua, totalmente dependiente de la Tierra,
¡el Homo sapiens!
Aunque de sapiens tiene poco —bromeó,
antes de dar comienzo al espectáculo. Las risas se sucedieron.
Azucena Martínez
Esparza
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