No es una novela, sino siete relatos cortos, los tres primeros protagonizados por Samuel Spade, del que Hammett dice que tiene un rostro diabólico, y los otros cuatro con diferentes personajes.
Spade es detective privado, se lia los cigarrillos, y se pasea por San Francisco contemplando las miserias de los demás. Y cuando el Teniente Dundy, del SFPD, se queja de la complejidad de la familia del asesinado, Spade le contesta: " Prueba a investigar la tuya cuando tengas un rato libre...."
El segundo detective de los relatos, Rush, es un expulsado de la Policía. Y por eso resulta tener más moral que casi todos los que participan en la trama. Otro cínico romántico.
Y me ha llamado mucho la atención el último de los relatos, en el que se evidencia como la justicia puede ser perversamente justa.
Qué grande es Hammet. Nunca envejecerá.
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