Tercer Accésit del II concurso de relatos hiperbreves ma non troppo 'La siguiente la pago yo'
La
primera vez es la mejor. Eres una tabla rasa a la vida. Apenas sentirás dolor
porque, probablemente, ni siquiera sabrás que lo tienes. Pero morirás de todos
modos. Auguro que ahogado tratando de buscar la verdad de tu reflejo. No te
sientas mal. A casi todos nos pasa lo mismo. Pero es a partir de ahí donde la
cosa se complica y bastante.
La
segunda vez… Aquí ya caminas con miedo. Con dudas. Y lo único que quieres es
volver a confiar en ti, en la vida y en los demás. Y ese será tu segundo error:
La confianza. La depositarás en quien no debes tan pronto y tan rápido que de
su mano vendrá tu muerte. Dolerá en el cuerpo y en el alma. Pero de ahí
aprenderás.
Ya
con la sombra de la amargura arraigada volverás a buscar el sol. Saldrás a la
aventura. Y el mundo te ofrecerá tantas que no sabrás por cual decantarte. Y
mientras la buscas, te entrará hambre. Mucha. Pero no pedirás comida ni ayuda.
La robarás. Y ahí aprenderás a respetar las leyes porque morirás a manos de
alguien más grande, peligroso y hambriento. Aprenderás contra quien se puede
luchar y por qué.
Y
así estarás listo para la cuarta muerte. Y es precisamente por lo anterior por
lo que te creerás preparado. Sabrás sufrir y sabrás desconfiar. Sabrás luchar y
retirarte. Pero no sabrás el momento. No te atreverás a afrontarlo. Tus
tribulaciones te llevarán a pensarlo todo demasiado. Y un día una sombra te
atropellará antes siquiera que sepas que la proyectaba. Es la cuarta muerte. No
es la mejor, pero es parte del trayecto.
La
quinta será por amor, de eso no me cabe ninguna duda. Su rumor ya te habrá
llegado y querrás saber de qué se trata. Lo aprenderás de la peor forma
posible. Subiendo alto en sus brazos y luego cayendo al más profundo de los
abismos cuando te suelte. Aún así puede que esa caída la hagas con una sonrisa
en los labios. De ti dependerá que haya valga la pena tu quinta muerte.
¿Y
de la sexta vez? ¿Qué te puedo contar de esta? Aquí morirás tras vivir de
verdad pues, llegados a este punto, toca brillar. Agarrar la vida por el cuello
y pedirle explicaciones. Pedirle risas y felicidad. Pedirle retribución. Y ella
te dará a ti mismo. Simple y llanamente. Y ahí es cuando serás el mejor en lo
que decidas serlo. Pero cuando más lo estés disfrutando, de repente, alguien
apagará la luz por sexta vez. Procura que en esta ocasión no te lleven sin
nadie a tu alrededor. Procura dejar huella.
-¿Y
qué hay de la séptima? –preguntó el hijo a su padre por su última muerte.
Este,
un gato negro con la vida marcada en el rostro, le sonrió con gentileza.
-A
esas alturas tendrías que habrás aprendido lo suficiente para que no te
importe…
José
David López Gambero
Estupendo, sin duda.
ResponderEliminarMuy buen relato. Muy interesante
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