Agustina era la niña más
fanática de la magia que el mundo había conocido. Cada día practicaba los
trucos que su abuelo le había enseñado desde pequeña.
A medida que crecía,
veía la necesidad de mejorar. Casi todo su público sabía dónde escondía las
cartas o dónde ocultaba los animales que luego aparecían en su mano.
Necesitaba algo mejor. Un gran truco. Algo que la hiciera
única.
Después de mucho buscar, en la biblioteca de su barrio
encontró un libro de tapas negras que podía servirle para su objetivo. Le
llamaron la atención, en la portada, una horrible bruja con una mirada maligna,
y una palabra que nunca había escuchado antes: ocultismo.
Buscó el mejor de los trucos. Y decidió probarlo. Esperó
hasta las doce y despertó a Ángeles, su hermana. Le explicó su plan y la cubrió
con una sábana. Tocando su cabeza, dijo las palabras que nunca debió.
Ángeles desapareció por completo. Y pasó a vivir, tal como
el libro lo prometía, detrás de los espejos. Detrás de todos los espejos del
mundo.
Ahora, ella está
esperando cada medianoche, a que algún niño desprevenido vuelva a pronunciar
esas palabras frente a un espejo, para poder escapar.
Gonzalo Tomás Salesky Lascano
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