sábado, 23 de noviembre de 2013

La meta

Los había ido perdiendo uno por uno. Ella, la más débil en apariencia, la de los consejos de manual, tan criticados, había sobrevivido a sus compañeros. Hidratarse en abundancia, usar ropas que cubran completamente la piel y mucho abrigo para las noches, nunca caminar de día... Mario, sin una vestimenta adecuada, había amanecido congelado después de una tormenta de arena que les voló las carpas. Ernesto desvarió un día entero, consumido por el sol atroz, antes de entregarse, mientras ella le humedecía los labios, desesperada.
Debía estar cerca de la ciudad, más bien le era vital, ya que casi no tenía agua y la mayor parte de la comida se había perdido en la tormenta. En los últimos días se había arreglado racionando unas barras energéticas, a las que dividía en porciones mínimas. Su mayor miedo era morir sola y ser tapada por la arena, sin más testigo que el cielo. Ansiaba llegar al final de ese viaje absurdo que había comenzado como una competencia cargada de erotismo. Estaba segura de que lo lograría, pero el tiempo se escurría entre sus dedos resecos. Una última noche para avanzar era el plazo que había calculado. Más allá de esas horas, no le quedarían fuerzas. Acurrucada bajo las mantas, se durmió, con una mezcla de confianza y desazón definitivas. La despertaron la luz y el silencio.


Andrea Pappini

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.