Ya
está aquí la cansina otra vez. ¡Que no me toques! Que estoy muy bien tumbado
encima del cojín durmiendo para que tengas que venir a pasarme la mano por
encima. ¿Tú estás muy falta de cariño, eh? Déjame dormir. Ni se te ocurra hacer
como siempre y cogerme en tus brazos, ni mucho menos pegarme a tu pecho. Odio
el olor de tu perfume, que lo sepas. El día menos pensado me voy a ir. Y te
arrepentirás de haber sido tan pegajosa.
Y
no me he ido ya porque… Bueno, no sé por qué… Pero desde aquel fatídico día… No
sé como pudiste hacerme eso, tía plasta. ¿A quién se le ocurre ponerme un
disfraz? Y encima de abeja… con alas y todo… y lo peor fue que encima tú tenías
un disfraz igual. Nunca me he sentido tan humillado en la vida.
¿No
te he dicho que no? No me cojas. No. No me acunes, no soy ese hijo que tanto
deseas, pero que no puedes tener porque eres tan cargante, que ninguno de los
que ha pasado por aquí a quitarme el sitio en la cama se ha quedado más de dos
semanas. ¿Te he dicho que estaba muy tranquilo durmiendo? ¿Estás sorda o qué?
Que cruz. ¿No tengo ya suficiente sufrimiento con esa barata comida seca que me
pones? Y la verdad, no lo entiendo, porque te pasas las noches viendo esas
ridículas series en la televisión y en los anuncios sale comida decente. Para
“gourmets” dicen. No prestas atención a lo importante, ¿verdad? Bájame ya, me
cansas. No sé cómo tengo que decírtelo.
Lo
tengo decidido. Me voy a ir. No te soporto más. Bájame a la cama. ¿Vas a hacer
que me retuerza para que te des cuenta de que quiero que me dejes en paz? Eso
es. Me retuerzo, me retuerzo, me retuerzo… ¿no ves que me estoy retorciendo?
Por fin. ¿Te cuesta, eh? Pues ya está. Me voy. Aunque… Mejor será que duerma un
poco antes. Y que después coma algo, claro, no me voy a ir con el estómago
vacío. Y luego quizá vea un rato la televisión, que hoy dan Anatomía de Grey.
Creo que mejor me voy mañana. Cuando duerma esta noche. Y cuando coma algo para
desayunar. Y aprovecharé que estás en el trabajo y que no andas por aquí
enredando para jugar un rato con la cortina. Y luego me echaré la siesta y
merendaré. Y mañana dan Callejeros y debería verlo por si sale alguna minina
graciosa. Y… tengo sueño, voy a dormir. Pero que conste que cuando menos te lo
esperes, me voy, que ya no te soporto…
Antonio Armero
Mateo
Es un relato muy divertido. Enhorabuena.
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