sábado, 4 de abril de 2020

PANDEMonium. Crónicas epidémicas. El Dr. Coyote y el confinamiento


Dentro de la pandemia por el coronavirus, aunque parezca increíble surgen oportunidades de donde menos te lo esperas. Yo, que llevaba sin trabajar más años que el psicólogo del Joker, me encontré de repente con una oferta laboral. Mi amigo Sera, que siempre ha sido muy espabilado, montó una startup de suministros básicos a domicilio de productos de primera necesidad durante el confinamiento de la población. Y como necesitaba personal de confianza, y nula capacitación, me dijo que si quería trabajar. Así que me nombró General Manager del call center; o sea, me puso al teléfono para recoger los pedidos, y de repente me convertí en un trabajador esencial. El negocio no iba mal. Esa mañana, nada más empezar, a las 9, entró la primera llamada. Puse mi mejor entonación como siempre.
- “Tele-Serapio, le llevamos el morapio”, buenos días, dígame.
- Hola. Necesito una caja de coñac “Mango”, otra de “Anís del Moco”, doce tetrabriks de tinto “Don Simplón” y veinte litronas de cerveza “Miahou”.
- Sí, señor, cómo no. ¿Alguna otra cosa más?
- Ah, sí, un par de botellas de vodka rectificado de 96º.
- Lo siento, caballero, el vodka rectificado lo han prohibido las autoridades sanitarias. Y además se nos ha terminado.
- Maldición. Con lo que me gusta echarlo en el carajillo.
La voz ya me había sonado familiar desde el principio, pero solo conozco a una persona en el mundo que se eche esa especie de queroseno en el café.
- Perdone, ¿es usted, Dr. Coyote?
- Pues sí, ¿me conoce?
- Claro, Dr., soy yo, seguro que se acuerda de mí, me trató usted de mi adicción extrema a los escotes.
- Ah, sí, claro, claro, ¿y cómo le va?
- Estoy bien, Dr.; a veces tengo recaídas, pero los vídeos que me prescribió, de las Torrid Girls, me alivian bastante. Y ahora ya me ve, aquí, trabajando en la crisis. ¿Y usted? Hacía mucho que no le veía, antes del virus, ¿estuvo fuera?
- Eh, esto, sí, fuera, una temporada larga, tres años y un día. Unos negocios. Y ya ve, justo cuando me dan la condici…, digo, justo cuando vuelvo, me encuentro con una pandemia. En fin.
- Hay que tener paciencia, Dr., y mientras tanto, yo le mando sus pedidos, y hasta le puedo hacer un descuentillo. ¿Le interesa la tarjeta Sera-Club Premium? Acumula Serapuntos, y tendrá ofertas para clientes especiales.
- Bueno, bien, sí, hágamela.
- Perfecto, Dr., y ¿qué tal está su ayudante, la Srta. Bigmelons?
- Está tan buena…, tan bien como siempre, por aquí la tengo. El “Don Simplón” es para ella, que le priva.
- Ah, ¿pero siguen con la consulta, aun en cuarentena?
- No, no, ahora la consulta está cerrada, pero ella sigue trabajando para mí. Y no vea cómo. Bueno, entonces, ¿cuándo me envía la mercancía? El pedido, quiero decir.
- Enseguida, Dr.; ahora que es usted Premium, se lo lleva el Húngaro en un par de horas.
- ¿El Húngaro?
- Es de Trebujena, pero como no se le entiende nada le llaman así. ¿Paga con tarjeta, o cuando le llegue el pedido?
- De tarjeta nada, por favor, que no haya rastros. Con billetes.
- Ningún problema. Muy bien, Dr., ha sido un placer atenderle, cuando quiera, aquí estamos.
- De acuerdo, de acuerdo. Oye, esto, niño, ¿tenéis tabaco, y ya sabes, sustancias?
- Dr. Coyote, esta es una empresa seria. Somos un servicio público, por supuesto, lo que necesite.

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La siguiente la pago yo por Rick, Diógenes de Sinope y Albert se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.