Contra el
virus buscamos tratamientos que funcionen, vacunas efectivas, medidas que
reactiven la economía, nuevos métodos para mejorar la prevención. En esto
andamos todos, y en ello debemos seguir, con determinación y tenacidad. Esa es
la prioridad.
Pero hay
otros peligros que tenemos que tratar de evitar, que sin ser de la
trascendencia de la enfermedad, se encuentran en las zonas laterales de esta
crisis. El mayor, seguramente, las heridas en el alma. Los primeros, los que
están afectados, pero los demás también, al ver tanta desgracia, tanta
preocupación, tanta incertidumbre. Nuestras cabezas no han sido preparadas para
esto, así que no está de más adiestrarnos un poco. Sobre todo, para saber
apreciar mejor las cosas que, de tan disponibles, hemos dejado de valorar.
Algunas son universales. Otras son de cada cual. Así, que cada cual las
sustituya por las que le gusten más. Algunas podemos disfrutarlas desde ya, y
otras las volveremos a tener en cuanto esta situación mejore. Aprovechémoslas.
Ante la
pandemia, mas chistes, más besos, mas cañas, más Van Morrison, más paseos, más
abrazos, más fresas, más champán, más Alejandro Dumas, más conversaciones, más
llamadas, más piel, más fiestas, más Bacall, más Bogart, más deporte, más sexo,
más Mozart, más silencio, más risa, más ajedrez, más estrellas, más churros,
más rock, más Sorollla, más tinto, más caricias, más poesía, más amaneceres, más
barbacoas, más de todo lo que os guste.
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