Aquella noche ella no
podía creer lo que pasaba alrededor, una escena salida de la peor película de
terror o tal vez simplemente una alucinación producida por el día tan caluroso
que había pasado, decidió continuar explorando, pero que estrecho pasillo y
cada vez parecía más pequeño y el suelo que antes era alfombra ahora era roca y
tierra, las paredes de ladrillo, ahora cavernosas fronteras de lo que parecía
una cueva, y el olor, aquel olor que cambió de tibia noche de verano a humedad
y aire guardado por mucho tiempo en un solo lugar. Ella empezó a caer en cuenta
que aquella podía haber sido una mala idea, pero como volver si la roca se
cerraba detrás de sus paso, al final como en cualquier otra aventura era mejor
continuar adelante, a pesar de lo desconocido de la situación ella siempre fue
razonable, tal como había previsto delante la oscuridad cedió ante la
abrumadora luz del día, ¿del día? Pero si era de noche aún, cuando finalmente
salio de la tortuosa caverna encontró un cielo tan distinto al que conocía,
incluso el aroma a tierra antigua era abrumador, decidió una vez más seguir
adelante y conocer esta tierra tan extraña, el único problema que encontró a su
voluntad, fue el mal calculo que hizo para dar el primer paso fuera de su
cueva, ella empezó a caer y caer y parecía no tener fin aquel abismo, tal vez
hubiese podido ver toda su vida ante sus ojos, como se podría suponer, pero lo
único que pudo ver con claridad fue el piso de madera de su habitación, donde
acababa de estrellarse, no con mucha delicadeza, debemos admitir, que estos
sueños suelen ser muy vívidos después de ver tantas películas.
Maite Cita
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