Hay dos cosas en la vida que dije que jamás
haría. Una era sacarme el carné de conducir y la otra, tener hijos. Así, que en
estos momentos esté conduciendo mi Megane camino de la gasolinera con mis 4
hijos dentro, debe de ser un pago del karma o algo así. Yo soy muy torpe para
estas cosas, es más, es la segunda vez en 2 años que voy a poner gasolina, que
para eso están los maridos y mejores amigas. Y es que en la gasolinera el
chiquillo insistirá en hacerme preguntas, que si el coche es de gasolina, pero vamos
a ver, yo es que me parto, no va a ser de chocolate... que si es del 95 o del
98, yo juraría que lo compré cuando me nació el cuarto, hará un par de años,
pero vete a tú a saber... que si es súper..hombre, pues eso sí, lo tengo muy
apañadito, con sus parasoles de Hello Kitty, la verdad, lo llevo siempre muy
mono, tiene un montón de botones que no sé usar, pero bueno, dicho sea de paso,
que le dejé un día el coche a mi padre, y me pasé dos meses escuchando la COPE,
no digo más, a quién se le ocurre poner los mandos de la radio en el volante.
La próxima vez, en vez de comprarme un Megane me compro un Renault, te lo juro,
que el Super 5 de mi padre tenía los botones en su sitio.
Mi padre, por cierto, que recién operado del
corazón me lo llevé a su primer control al ambulatorio, y ahí iba, bien cogido
del mango de arriba de la puerta, cualquiera diría, tampoco es para tanto, se
pone nervioso cuando paso entre dos coches y le pregunto: ¿tú crees que le
doy?, caramba, si no estoy segura, cuatro ojos calculan mejor que dos, digo yo.
Peor fue en el ceda, que aproveché para salir y coger el bolso del asiento de
atrás (tener 4 hijos es lo que tiene, que tienes pérdidas de memoria, bueno, de
memoria, y de todo), y ya sabes, o yo al menos tengo que pensar el orden: “frenar,
embrague, punto muerto” y abro la puerta para salir....¡¡coñe!! embrague, punto
muerto....y ¡¡freno de mano!!. Y veo ahí a mi padre, con una mano en el freno
de mano y la otra agarrándose el pecho, cualquier día me lo cargo, lo que yo te
diga.
En fin, los miedos
están para superarlos, y ya puestos, de la gasolinera me iré al Supersol, con
mis 4 niños, ahí es nada, intentando aparcar el coche en un aparcamiento en
diagonal, que eso es otra, quien inventó esa forma de aparcar, debería de arder
en el infierno. Eso es cruel e inhumano. Mis mellizos detrás gritando, la
mediana preguntando:
- Mamá ¿cómo es el
Ratoncito Pérez? Y yo: -No lo sé,
cariño, la verdad es que no lo sé.
- ¿Por qué no lo sabes?
Mamá tienes que saberlo. Mamá tú lo sabes todo.
Y tu hijo mayor,
condescendiente: - Mamá, si al final le dirás al vigilante que lo aparque,
hazlo ya... y tú, hermanita, tranquila, que ahora cuando lleguemos a casa
buscamos al Ratoncito Pérez en Google Imágenes.
Sally Macqueen
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