viernes, 11 de octubre de 2013

Me gusta conducir

Hay dos cosas en la vida que dije que jamás haría. Una era sacarme el carné de conducir y la otra, tener hijos. Así, que en estos momentos esté conduciendo mi Megane camino de la gasolinera con mis 4 hijos dentro, debe de ser un pago del karma o algo así. Yo soy muy torpe para estas cosas, es más, es la segunda vez en 2 años que voy a poner gasolina, que para eso están los maridos y mejores amigas. Y es que en la gasolinera el chiquillo insistirá en hacerme preguntas, que si el coche es de gasolina, pero vamos a ver, yo es que me parto, no va a ser de chocolate... que si es del 95 o del 98, yo juraría que lo compré cuando me nació el cuarto, hará un par de años, pero vete a tú a saber... que si es súper..hombre, pues eso sí, lo tengo muy apañadito, con sus parasoles de Hello Kitty, la verdad, lo llevo siempre muy mono, tiene un montón de botones que no sé usar, pero bueno, dicho sea de paso, que le dejé un día el coche a mi padre, y me pasé dos meses escuchando la COPE, no digo más, a quién se le ocurre poner los mandos de la radio en el volante. La próxima vez, en vez de comprarme un Megane me compro un Renault, te lo juro, que el Super 5 de mi padre tenía los botones en su sitio.
Mi padre, por cierto, que recién operado del corazón me lo llevé a su primer control al ambulatorio, y ahí iba, bien cogido del mango de arriba de la puerta, cualquiera diría, tampoco es para tanto, se pone nervioso cuando paso entre dos coches y le pregunto: ¿tú crees que le doy?, caramba, si no estoy segura, cuatro ojos calculan mejor que dos, digo yo. Peor fue en el ceda, que aproveché para salir y coger el bolso del asiento de atrás (tener 4 hijos es lo que tiene, que tienes pérdidas de memoria, bueno, de memoria, y de todo), y ya sabes, o yo al menos tengo que pensar el orden: “frenar, embrague, punto muerto” y abro la puerta para salir....¡¡coñe!! embrague, punto muerto....y ¡¡freno de mano!!. Y veo ahí a mi padre, con una mano en el freno de mano y la otra agarrándose el pecho, cualquier día me lo cargo, lo que yo te diga.
En fin, los miedos están para superarlos, y ya puestos, de la gasolinera me iré al Supersol, con mis 4 niños, ahí es nada, intentando aparcar el coche en un aparcamiento en diagonal, que eso es otra, quien inventó esa forma de aparcar, debería de arder en el infierno. Eso es cruel e inhumano. Mis mellizos detrás gritando, la mediana preguntando:
- Mamá ¿cómo es el Ratoncito Pérez?  Y yo: -No lo sé, cariño, la verdad es que no lo sé.
- ¿Por qué no lo sabes? Mamá tienes que saberlo. Mamá tú lo sabes todo.
Y tu hijo mayor, condescendiente: - Mamá, si al final le dirás al vigilante que lo aparque, hazlo ya... y tú, hermanita, tranquila, que ahora cuando lleguemos a casa buscamos al Ratoncito Pérez en Google Imágenes.


Sally Macqueen

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