Entonces descubrí que la vida
podía ser bella. Mi corazón jovial rebozaba de emociones. Felicidad voraz que
devoraba cada pequeño rastro de una anterior tristeza, una vieja melancolía,
una perdida soledad. En esta vida, la cosa más simple e insignificante puede
convertirse, en cuestión de segundos, en la cosa más compleja y desconcertante,
pero al mismo tiempo en la más bella historia jamás contada.
Y el secreto reside en los
pequeños momentos. Instantes en que el mundo es capaz de detenerse sólo para
que tú puedas saborearlos, segundos que dan a la vida la razón de ser, que
hacen de nosotros lo que somos. Estos instantes son los que nos devuelven la
fuerza, los que nos dan la energía suficiente para continuar viviendo,
creciendo, amando. Y por encima de todas las cosas, para seguir luchando.
Quizás vosotros no me creeréis,
quizás me tomaréis por loco o demente, hasta puede que me juzguéis de soñador,
pero incluso las palabras de un loco guardan un significado, y, si me
permitís, muchas veces más cierto que
las verdades que nos cuentan en las calles. Lo único que tenéis que hacer es
miraros el mundo desde otra perspectiva, y sólo así lograreis el cambio que
tanto anheláis, aquél que os devolverá el verdadero sentido de la vida.
Mireia Felip Castillo
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