Siempre me gustó ir al sur, es como
caminar cuesta abajo. Sin embargo también permite ascensos, si lo sabré yo,
sobre todo ahora. Antes no, ni lo imaginaba. No me alcanzaba para ello ni la
mente ni el presupuesto.
Llevo toda la vida soñando con haber
nacido al sur, al que pertenezco de todo corazón, corazón norteño. Pudiendo
elegir a mis anchas sobre el mapa, cómo me hubiera gustado vivir en un punto de
luz andaluza, un pequeño pueblo con o sin mar, pero de casas encaladas, tiempo
cálido y muchachas morenas de grandes, hermosos ojos oscuros que sonriesen al
mirar.
Aquí en el norte la gente es más fría o
más reticente. El clima anima poco a salir, a relacionarse, y se hace mucha
menos vida en la calle. Se vive una vida más individualizada y menos social, se
estrecha demasiado el tiempo vivido con alborozo. Qué se le va a hacer, tal vez
en otra vicisitud me toque mejor suerte.
HOLA, CUÁNTO TIEMPO, ¿NO? POR FIN
ENCUENTRO TIEMPO. QUEDAMOS HOY PARA TOMAR UN CAFÉ, SI QUIERES.
¿Hoy, precisamente hoy? Hoy no. Después de tanto lo de siempre, tanto “tengo que
llamarte”, “tenemos que quedar un día”, vas y me avisas justo hoy que he
querido ponerle remedio a tanto desatino. Nunca pudo ser y tenía que ser hoy.
Pero hoy yo ya no puedo quedar contigo porque es el primer día de mi
orientación sur realizada. Yo nunca le he negado un café a nadie, por eso estoy
aquí, entre gente de acento cálido que acepta el café a la primera y te lo
devuelve de forma natural, sin excusas de tiempo material o climatológico.
Cuánta luz hay aquí, reflejada en las
blancas fachadas de las casas y en las negras cabelleras de las muchachas
hermosas. Cuánto bienestar de alma alumbra el sol sureño, mecido el mundo por
la brisa que también me alcanza amortiguadas, apacibles charlas de fonemas tan
fugados como yo. Qué bien que me diera por entrar en aquella brumosa cafetería
del norte y me decidiera a jugar para sacudirme la monotonía. Y, jugando sin
renunciar a ganar, qué suerte que resultara premiado aquel billete de lotería,
para poder cambiarlo por uno de viaje con estancia indefinida en donde siempre
soñé.
República Democrática Azul
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