Al niño rico, lo trajo al mundo un ginecólogo famoso en una
exclusiva y lujosa clínica privada.
Sus ricos papás le colmaron de regalos, todos lujosos y
exclusivos.
Pasaron los años.
Pasaron los años.
Un día, a punto de entrar a presidir un consejo de administración,
su bronceada cara se crispó, se llevó la mano al pecho, y cayó al suelo
haciendo añicos su Rolex de oro.
Rápidamente lo llevaron a la misma clínica donde nació.
Le operó un cardiólogo famoso y exclusivo.
Tenía 45 años.
Al morir: lo comprendió.
Violette
Delbosc
No hay comentarios:
Publicar un comentario